Ya con todos y todas de vuelta, el campamento parece
acabado, pero todos sabemos que nada empieza y ni acaba de repente.
El campamento oficialmente empezó el día 15 de julio, pero
para que eso fuera posible, antes, mucho antes, el grupo de monitores y
monitoras, nuestro Kraal tuvo muchas reuniones de trabajo, algunas a horas
intempestivas y otras robándole tiempo al trabajo o al descanso propio. En este
tiempo, asistieron al nacimiento de Freskis, encontraron un mapa de la
Atlantida, fabricaron una máquina del tiempo, sacaron billetes para viajar a
Nunca Jamás y encontraron un sortilegio que envió a algunos de nuestros hijos e
hijas a la Edad Media.
También buscaron un lugar en el que poder estar, compraron
material, prepararon juegos y actividades, hicieron una lista de la compra con
la comida que tendrían que llevar hasta allí, contrataron un autobús, y se
esforzaron en aprovechar los recursos con los que contaban, para que todo
tuviera el menor costo posible. Más tarde viajarían a Sanguinhedo y montarían
algunas tiendas, prepararían los comedores, la cocina, acondicionarían el
terreno, contactarían con los proveedores locales para acordar con ellos la
compra de todo lo perecedero y en definitiva dejarían todo preparado para que
cuando llegaran el resto de monitores y monitoras juntos a los chavales y
chavalas, la infraestructura mínima estuviera preparada.
Pero el 30 de julio tampoco fue el final del campamento para
ellos y ellas, aunque nosotros tuviéramos esa sensación ya con nuestros hijos e
hijas en casa, que todavía seguían pareciendo un corte de nata y chocolate
después de la ducha y preguntándonos si tres lavadoras seguidas serian muchas o
suficientes para recuperar la ropa que íbamos sacando del macuto.
El Kraal todavía tendría que madrugar al día siguiente para
descargar el material del camión que habían alquilado, y se reuniría para
rematar flecos, dar por cerrado, ahora sí, el campamento, y celebrarlo, momento
al que pertenecen las fotos, ya que los motivos para hacerlo sobran.
El resultado de tanto trabajo, esfuerzo e ilusión, ya lo
conocemos, pero quería compartir con las familias, que con todo, aún les quedarían
fuerzas para “agradecernos el campamento que nuestro niños les han dado”, o
decirnos que “nos lo hemos pasado genial, esperamos haberlo hecho lo mejor
posible y en octubre volveremos con más fuerza”, para acabar haciéndonos saber,
por si todavía no nos habíamos dado cuenta que “¡¡¡Esto nos encanta!!!", pues
que sepáis que lo disimuláis fatal.
En nombre de todas las familias, daros las gracias nosotros
a vosotros y vosotras, deciros que sois verdaderamente excepcionales.
Gracias por todo ese trabajo, el que se ve y el que no, por vuestra
generosidad, por darlo todo e intentar hacer de estos 15 días una experiencia
única e inolvidable a cada uno de los chicos y chicas del campamento, y por
trabajar con ellos durante todo el curso, sin esperar otra cosa a cambio que
una sonrisa. Gracias por ser como sois.
Las familias también os esperamos en octubre, habrá más,
pero no mejor, porque es...imposible.
Gracias de verdad, por tanto, por todo.
Buen verano
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