Muchos pueblos durante esta época del año parecen volver a
la vida, se llenan de gente, conocidos, amigos y familiares que se reencuentran
y el ajetreo se adueña de las calles de forma que mires donde mires, siempre
verás a alguien haciendo algo. Algo de eso ocurre en nuestro campamento, ya que
ahora que volvemos a estar al completo, todo tiene un poco más de vidilla,
tenernos cerca nos hace sentir muy bien, y la actividad incesante allí donde
mires nos pone las pilas y una sonrisa en la cara que nos dura hasta la hora de
dormir.
Freskis nos sigue teniendo muy preocupados, porque sigue sin
aparecer. Esta mañana los Castores hemos ido a hablar con el fantasma
par ver si el nos podía decir algo y nos ha puesto sobre una pista en la
antigua habitación de castores, después de pensar un poco esa no podía ser otra
que la tienda de botiquín, donde nos dirigimos sin perder tiempo. Allí
encontramos un baúl del que sacamos un misterioso papel, que acabó siendo una
especie de conjuro que nos pondría a prueba, que una vez superado nos
devolvería a Freskis, así que no lo dudamos ni un momento, y nos pusimos a
leer. Cuál fue nuestra sorpresa al ver que a medida que íbamos leyendo el
conjuro, íbamos perdiendo algún sentido o habilidad, y así algunas se quedaron
ciegas, otros mudos, sordas, cojos, mancas... Nos costó un poco hacernos a la idea, pero
enseguida entendimos en que consistía la prueba, en que teníamos que estar
pendientes los unos de los otros y ayudarnos en todo lo posible. Al principio
el que peor lo pasó fue el ciego que nos lo íbamos dejando olvidado en todas
partes, así que decidimos ponerle un compañero fijo y a la hora de la comida el
mudo se encargó de ponerle los platos a las cojas y los cojos, y así cuidándonos mucho, fue pasando el día. Debimos de
hacerlo muy bien porque sin saber ni como, ni cuando Freskis apareció ¡Lo
habíamos conseguido!, estábamos felices, cuanto la habíamos echado de menos. La
paseamos por todo el campamento, la achuchamos y le dimos muchos besos y
decidimos construirle una casa cerca de nuestra tienda para que nadie pudiera
volver a llevársela. En realidad el premio fue doble, porque tuvimos ración
extra de río por la tarde, donde estuvimos haciendo pozas, presas, pescando,
nadando y buceando sin parar.
El resultado de tanta actividad es que llegó la hora de la
velada y todos nos fuimos a planchar la oreja, ¡estábamos agotados!
Pongan un "Tocomocho" en su vida, al menos eso
deben de pensar los Lobatos, porque este juego es uno de sus favoritos y
cada vez que lo hacen, el entusiasmo se adueña del grupo. La cosa es como
sigue, se hacen tres grupos, y a cada uno se le da un objeto que a lo largo del
día debe de ir intercambiando por otras cosas de más valor. Pues bien con este
objetivo y una vela, un tapón de boli y un clip, salieron al pueblo por la
mañana y volvieron con un montón de cosas y comida, más contentos que un niño
en brazos. Aunque esto ya empieza a darnos que pensar...¿nos estarán engordando
por algo? ¿Hay algo que no sabemos? ¿Acaso las historias de zombis que
cuentan en el pueblo son algo más que historias? Bueno vamos a dejarlo ahí de
momento...
Luego por la tarde hubo concurso guiness versión campamento,
es decir a ver quien se bebe un poto de leche condensada más deprisa, (si, yo
también he pensado lo mismo), a ver quien se viste más deprisa, o quien
lanza un martillo más lejos, pero un martillo de los de verdad, no como esos que lanzan los atletas, que
luego no hay quien clave un clavo con ellos.
El día va acabando y a veces nos da por pensar que estarán
haciendo nuestras familias en Madrid, para acabar siempre con la misma idea,
que para que negarlo le pone un brillo especial a nuestra mirada, entre pícara
y de satisfacción..., aquí son las 11 y en Madrid las 12, en mi casa fijo que
ya están acostados y a mí aquí todavía me quedan un par de horas de juerga ¡Qué
guay! Pues bien con esa idea en la mente empezaron la velada, jugando a
"Pueblo Duerme", también conocido como "Puerto Hurraco", os
hacéis una idea, ¿no?, hay un asesino, muchas víctimas, y un policía que hace
lo que puede, para que vamos a negarlo. El caso es que la velada de los Lobatos
ha tenido tirón y se han sumado también los Rangers que no se han ido a dormir.
Hablando de los Rangers, han tenido su día del
guarro. Esto estoy empezando a pensar que vamos a tener que probarlo, lo mismo
hasta es terapéutico y todo, porque nuestros hijos e hijas, independientemente
de la edad que tengan se entregan a el sin reservas, lo dan todo y más. Se
hacen tres grupos y el objetivo del día es conseguir el mayor número de puntos
¿como se consiguen?, siendo más guarro que los demás, así de fácil. Que como
con la manos, puntos, que me atrevo a rebozarme en agua y harina, puntos, que
hago una guerra de arena y pintura y en este caso consigo manchar hasta detrás
de las orejas a los participantes de los otros equipos, más puntos todavía, y
así hasta el infinito y más allá, porque si por ellos hubiera sido no lo
hubieran dejado. Resultado de tanta entrega, duchas largas y delicadas, manchas que saldrán
cuando les toque mudar de piel y que después de la cena muchos se fueron a
dormir víctimas del agotamiento.
Para los Pioneros el día ha sido un
monográfico de educación para la salud, a través de juegos y pruebas. Para
empezar hicieron un juego en que cada uno era un elemento de la pirámide
alimenticia, las proteínas, los azúcares, las grasas, los cereales, la leche,
bueno a decir verdad aquí tuvieron un problema porque decían que la leche eran
todos, y eso no se lo vamos a negar, son la leche, sí. La cosa acabó con todos
y todas, unos encima de otros, construyendo una gran pirámide alimenticia
humana.
Después, con lo básico ya claro, montaron un restaurante,
hicieron una carta con sus comidas favoritas, y fueron pidiendo, pero ¡oh
sorpresa!, lo que les traían era el equivalente en azúcar, sal, y aceite (en un
vaso) de lo que habían pedido. Llegado a este punto las caras de sorpresa era
para haberlas visto ¿como puede ser que un refresco o una hamburguesa tenga
semejante cantidad de azúcar y grasas? desde luego si tuviéramos que comernos
estas equivalencias por separado, no seríamos capaces. El resultado fue muy
interesante, y acabaron literalmente ¡Flipados!
Por la tarde hicieron un taller de enfermedades relacionadas
con lo hábitos alimenticios y luego como estaban algo tiradillos tuvieron
tiempo libre, que aprovecharon para descansar y hacer los regalos para los
amigos y amigas invisibles.
Para la velada estuvieron con los Rutas, que se encargaron
de prepararla y estuvieron contando historias de miedo hasta que las fuerzas
les aguantaron.
Los Rutas han hecho jabón con aceite
reciclado, así estuvo oliendo toda la mañana el campamento a pescado, le han preparado la velada de terror a los Pioneros y hecho algo de colada.
Para cerrar el día decir que durante un par de horas el
campamento se ha convertido en un locutorio improvisado y todas las ramas hemos
podido hablar con nuestras familias menos Pioneros que ya lo habíamos hecho
ayer, fue divertidísimo, vernos haciendo fila, pidiendo vez y luego intentando
contar todas las cosas que nos han pasado en tan poco tiempo. También en Madrid
nos hemos acostado un poco más contentos, por poder hablar con nuestros hijos e hijas y lo más importante es saber que están bien
y a fin de cuentas, tanto para unos como para otros ya sólo quedan cinco
días para vernos.
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