Los Rutas están al mando, y es que a lo largo del día serán los encargados de dirigir y coordinar las actividades del campamento, la de los castores por la mañana y con los lobatos por la tarde (a falta de los rangers y los pioneros que siguen de marcha).
¿Qué ha pasado por la mañana...? pues lo que tenía que pasar, que se lo han pasado fenomenal salvando a los animales de una isla remota. Los pobres animales estaban siendo atacados por unos despiadados cazadores furtivos, con los Rutas en el papel estelar de "cazador furtivo, malo malísimo" y como no, los castores en el papel protagonista de "defensor de los débiles e indefensos animales" Así entre risas y carreras se les ha pasado la mañana volada, y la acabarían metiéndose en la cocina para preparar unos riquííísimos macarrones con chorizo para todo el campamento, bueno para todos, todos, no, ya que los Lobatos tenían sus propios planes.
Casi como si se tratase de la mismísima final de Master Chef, de un lado teníamos a los castores preparando sus macarrones con chorizo, y al otro a los lobatos y lobatas un risotto con pollo al curry, una final en la que no hubo vencedores, ni vencidos, ya que todos se sintieron triunfadores con su trabajo. Los lobatos, a lo Juan Palomo (yo me lo guiso, yo me lo como) encantados con su plato, y los más pequeños del campa no cabían de orgullo por ser los responsables de dar de comer a todo el campa.
Por la tarde sería el turno de los lobatos para estar con los rutas, participando en unas olimpiadas, en las que cuando ya se veían desfilando detrás de su bandera en la ceremonia inaugural, con todo el público de pie aplaudiendo a su paso, de repente se apagó la luz y tan solo tuvieron que levantar la vista hacia el cielo para descubrir el motivo del apagón...la tormenta perfecta se acercaba a ellos a gran velocidad y no, no es una metáfora, se les estaba echando encima el diluvio universal, así que después de arriar todas las velas que es lo que se hace en estos casos, todos y cada uno de los que estaban en el campamento dejó lo que estaba haciendo, reaccionando como uno sólo, recogiendo cosas, guardando macutos, cavando zanjas para canalizar el agua y darle salida, allí donde miraras había alguien haciendo algo. Preparados ya para que la tormenta descargara, con todos y todas juntas buscando el calor y la protección del grupo, casi, casi en un gran abrazo colectivo y atadas al palo de la vela mayor del barco por seguridad en caso de que la nave empezara a hacer agua, vieron como tras acercarse a su posición a toda velocidad, la tormenta perdió velocidad y empezó a rodearlos, y como si estuvieran protegidos por un enorme campo de fuerza, no dejó ni una sola gota en el campamento, no daban crédito, a trescientos metros de donde estaban diluviaba sin compasión y en la zona del campamento no caía ni una gota, ha sido un auténtico espectáculo que ninguno de los presentes olvidará. Verdaderamente la tormenta no había podido ser más perfecta.
Entre una cosa y otra los pioneros y pioneras hacían su entrada en el campamento después de 20 km de marcha y en un ejercicio por aunar locuacidad y concisión resumieron, para quienes les preguntaron, la experiencia de estos tres días con un ¡muy bien, muy bien! que lo decía todo y nada a la vez. Sus caras en cambio, mucho más expresivas, nos decían que estaban cansados, venían contentos y estaban muy satisfechos con la experiencia.
En el último acto del día aparecerían los Rangers, que al final de la tarde todavía estaban a 15 km del campamento, desde donde se decidió ir a recogerles en coches para que pudieran dar fin a su peregrinación, descansar un poco antes de la cena y pegarse una ducha reparadora que lo estaban deseando. Atrás quedaban ya los 50 km que habían recorrido por pueblos, senderos y montes de los alrededores.
Aquí teneis dos fotos de ellos durante estos días...
Por la noche y para celebrar que de nuevo todo el grupo estaba junto, los cocineros hicieron realidad el rumor que llevaba circulando varios días por el campamento..., y sí, hoy hemos tenido burritos para cenar. Semejante fiesta continuaría durante la velada.
Entre una cosa y otra los pioneros y pioneras hacían su entrada en el campamento después de 20 km de marcha y en un ejercicio por aunar locuacidad y concisión resumieron, para quienes les preguntaron, la experiencia de estos tres días con un ¡muy bien, muy bien! que lo decía todo y nada a la vez. Sus caras en cambio, mucho más expresivas, nos decían que estaban cansados, venían contentos y estaban muy satisfechos con la experiencia.
En el último acto del día aparecerían los Rangers, que al final de la tarde todavía estaban a 15 km del campamento, desde donde se decidió ir a recogerles en coches para que pudieran dar fin a su peregrinación, descansar un poco antes de la cena y pegarse una ducha reparadora que lo estaban deseando. Atrás quedaban ya los 50 km que habían recorrido por pueblos, senderos y montes de los alrededores.
Aquí teneis dos fotos de ellos durante estos días...
Por la noche y para celebrar que de nuevo todo el grupo estaba junto, los cocineros hicieron realidad el rumor que llevaba circulando varios días por el campamento..., y sí, hoy hemos tenido burritos para cenar. Semejante fiesta continuaría durante la velada.
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